21 de septiembre de 2014

El Sí de las niñas (Extra)





  • ''Amor  ha unido nuestras almas en estrechos nudos, y sólo el brazo de la muerte bastará a dividirlas.''

  • '' ¡Quitármela! No... Sea quien fuere, no me la quitará. Ni su madre ha de ser tan imprudente que se abstiene en verificar este matrimonio, regugnándolo su hija..., mediando yo... ¡Sesenta años! ... Precisamente, será muy rico... ¡El dinero!... ¡Maldito él sea, que tantos desórdenes origina!

  • '' ¡Mandar, hija mía!... En estas materias tan delicadas, los padres que tienen juicio no mandan. Insinúan, proponen, aconsejan, eso sí, toso eso sí; ¡pero mandar!... ¿Y quién ha de evitar después las resultas funestas uniones monstruosas verificadas solamente porque un padre tonto se metió a mandar lo que no debiera? ¿Cuántas veces una desdichada mujer halla anticipada la muerte en el encierro de un claustro, porque su madre o su tío se empeñaron en regalar a Dios lo que Dios no quería?... ¡Eh! No, señor; eso no va bien.. Mire usted, doña Paquita, yo no soy de aquellos hombres que disimulan los defectos. Yo sé que ni mi figura ni mi edad son para enamorar perdidamente a nadie; pero tampoco he creído imposible que una muchacha de juicio y bien criada llegase a quererme con aquel amor tranquilo y constante que tanto se parece a la amistad y es el único que puede hacer matrimonios felices...''

  • Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña; enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad, ni al genio, han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las gobierna. Todo se las permite menos la sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten; con tal que finjan aborrecer lo que más desean; con tal que se presten a pronunciar cuando se lo manden, un sí perjuro, sacrílego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas; y se llama excelente educación la que inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo.

  • ''... Esto resulta del abuso de la autoridad, de la opresión que la juventud padece; éstas son  las seguridades que dan los padres, los tutores, y esto lo que se debe fiar en el sí de las niñas...''

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