Fuiste mi último amor, amor tardío.
Última llama que en el pecho arde.
Última flor en el erial vacío.
Última luz al expirar la tarde.
Amor que se avergüenza de sí mismo,
que el alma nunca a
confesar se atreve,
que pasa con rubor sobre el
abismo
que separa la llama de la nieve.
Amé con ilusión tus veinte abriles
pero en mi vida, que sin luz fenece,
Ya no hay arranques de pasión febriles.
El sol que te ofrecí, no resplandece
y mi amor, en tus huertos
juveniles
es ya, como un rosal que no florece.
Joaquín Balaguer
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