Nos encontramos justo en medio del camino. Yo huía del calor, mientras tú buscabas quién te diera abrigo. Sonreíamos al vernos, como sonríen un par de niños. Tú llevabas una falda larga, blanca, casi transparente; suelta, tanto que bailaba con el viento; una blusa que caía por tus hombros, en ese lugar exacto hasta donde llegaba tu pelo. Cuando te ví, supe que quería estar el resto de mi vida contigo. Acercarme y decir ''Hola'', fue casi tan complicado como obligarme a decirte un adiós tan repentino. Tu mirada hablaba conmigo. Nos enamoramos, justo antes de encontrar un pretexto para no hacerlo. Ese era nuestro destino... De pronto el sol se había escondido, te tomo de la mano alejando tu camino del mío. El invierno había llegado y con él, un inminente e irreparable frío. necesitaba un pretexto para odiarte y, no encontré uno mejor que el de tu boca pronunciando un nombre que no era el mío. Necesitaba un pretexto para olvidarte y, no encontré uno mejor que el de tu propio olvido.
Sin embargo estoy aquí, esperando por ti. Como cada año, el invierno espera a que llegue el frío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario