27 de julio de 2014

Invicto, William Henley

Este es el poema que ayudó a Nelson Mandela a mantener su cabeza en alto, en los 27 años que duró en prisión. Si se les eriza la piel, no son los únicos ♥ x

Más allá de la noche que me cubre negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.

En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañado.

Sometido a los golpes del destino mi cabeza está ensangrentada,
pero erguida.

Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el horror de la sombre,
la amenaza de los años me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el portel,
cuán cargada de castigo la sentencia,
soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.

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